El despertar

Durante miles de años, desde las civilizaciones más antiguas de Egipto y la India, hasta los últimos siglos de estudios sobre la alquimia, muchos han intentado describir las transiciones de la materia hacia los reinos de los seres superiores.

Esta transmisión de conocimientos, conocida como los secretos de la ascensión al mundo de los dioses, fue posteriormente convertida por otras religiones en un dogma, una creencia, en el cielo, como un estado separado del de la Tierra.

Sin embargo, el propósito de aquellas enseñanzas era educar a las masas sobre los pasos del espíritu hacia su propia purificación, para convertir lo de arriba a través de lo de abajo.

Se concluyó que esta transmutación de todo un mundo sólo es posible cuando nosotros, los habitantes de tal mundo, trascendemos nuestra forma humana.

En otras palabras, traemos el cielo a la tierra cuando nosotros, los seres terrenales, nos convertimos en seres celestiales.

Esto se logra mediante la transformación de la mente y la estructura del espíritu, que debe guiarse por los valores y conceptos correctos, en la comprensión de nuestra correlación con el mundo físico. Porque el alma y la personalidad, como espíritu, deben volverse uno.

Ahora bien, si el mundo del espíritu se vuelve invisible para la mente, de hecho, la mente percibirá ese mundo como un cielo, disociado del mundo físico de la Tierra.

Sólo cuando uno fusiona los dos ampliando su conciencia de las leyes de los mundos físico y espiritual, es capaz de ascender mientras aún está en forma física.

Este proceso se conoce en algunos círculos como alquimia, pero la alquimia por sí sola, como estudio, se convierte en nada más que teoría, si no se aplica a las moléculas y átomos de nuestro cuerpo.

Este proceso o ritual, se llama integración de una chispa en el fuego, la fusión del corazón del ser humano con el corazón de Dios, la simbiosis de consciencias del dominado por su ego en Aquel que abarca toda la vida.

Es este conocimiento antiguo y secreto el que este libro se propone abrazar y compartir, al tiempo que describe exactamente cómo se puede comprender y aplicar esta Luz, como una extensión de la Voluntad de lo Divino.