¿Qué es el verdadero amor?

Durante toda tu vida, experimentarás lo peor y lo mejor de todas las personas con las que te encuentres y, la mayoría de las veces, no serás consciente de cuánto afectan estas experiencias a tu actitud hacia los demás.

Nos volvemos más positivos o negativos, dependiendo de la cantidad de negatividad o positividad acumulada a partir de nuestras experiencias, y dependiendo también de cómo las manejamos dentro de nosotros. ¿Pero somos víctimas? ¿Merecemos lo que nos pasa? ¿Podemos elegir cómo aprendemos de cada relación? ¿Podemos realmente cambiar y convertirnos en mejores personas?

Las respuestas que elegimos para cualquiera de estas preguntas definen quiénes somos, qué hacemos y las decisiones que tomamos en nuestro camino con quienes nos encontramos. Tales decisiones, por otro lado, repercutirán en nuestra identidad, reforzando lo que ya existe dentro de nosotros o conduciéndonos a la recreación de un nuevo yo.

No existe ser más fuerte o más débil, sino simplemente más consciente o no de nuestro propio poder y responsabilidad hacia nuestra vida. Y, pase lo que pase, es mejor ser consciente bajo cualquier circunstancia que tener un falso orgullo en lo que respecta a nuestras percepciones del mundo y de la sociedad en particular. No deberíamos necesitar máscaras para ocultar nuestra naturaleza a los demás.

La falta de respuestas a nuestras preguntas relacionadas con el amor, ya sea para nosotros o para los demás, define un ideal fuerte y unos valores carentes de reconocimiento, y no al revés. Esto es lo que vemos en mujeres hermosas que no pueden encontrar al hombre que buscan, casarse, tener hijos y vivir una vida familiar maravillosa. Incluso pueden empezar a desarrollar la idea de que los hombres no las aprecian, que los hombres sólo aman a las mujeres equivocadas y, al hacerlo, se vuelven más despreciativos y amargados. Y una vez que esto suceda, probablemente encontrarán otras explicaciones para negar el fracaso dentro de su ego. Y esas respuestas luego se convertirán en culpar a otros o a las circunstancias, en lugar de reiniciar un proceso de curación que es necesario que ocurra desde adentro. Y el problema en toda esta ecuación, que en realidad se aplica a ambos géneros, no está relacionado sólo con los resultados, sino principalmente con quién nos convertimos. Mirar a esas personas y decir que no pueden tener una relación sana no es tan importante como decir que no se aman a sí mismos. Han perdido su sentido de propósito. Y ahora, las respuestas que buscan están relacionadas con la creencia de que son superiores a los demás en intelecto e independencia. Las respuestas que estos individuos necesitan, por otro lado, se encuentran dentro de su corazón y se esconden detrás de prejuicios y mecanismos de defensa que han aprendido a aplicar en todos los encuentros.

Teniendo en cuenta estos conceptos, este libro pretende proporcionar más sabiduría sobre cómo manejar relaciones difíciles y superar el problema de no poder dar y recibir amor, al mismo tiempo que analiza las perspectivas sociales, psicológicas y espirituales, y comprende cómo interactúan. en nuestra percepción personal de la realidad.