La dirección hacia donde vamos, quién eres como persona, lo que el sentido común te dice que deberías hacer y lo que tu mente dice no son ni tienen que ser lo mismo.
Necesitamos diferenciar estas dinámicas si queremos tomar decisiones adecuadas en la vida, porque al final las leyes del universo sólo importan en lo que respecta a nuestras propias decisiones.
Ahora bien, para la persona común, estas decisiones realmente no existen. Están condicionados durante los primeros años de vida y siguen manifestando ramas de las mismas primeras experiencias.
Su condicionamiento mental suele estar formado por su familia, escuela, cultura, etc., y continúa fortaleciéndose durante el resto de su existencia porque, en muchos casos, permanecen apegados a estas influencias.
Las masas no son mucho más que su cultura y su propio país de nacimiento. El resto no son más que circunstancias que se les presentan por el simple hecho de existir.
Por lo tanto, no tiene mucho sentido hablar de una dirección en la vida cuando esta dirección está condicionada por la identidad y ni siquiera sabemos quiénes somos, cómo se forma nuestra identidad o por qué es necesario cambiarla.
Sin embargo, según diversas leyes espirituales, todos vamos en la misma dirección, nuestro propósito es literalmente el mismo.
Este propósito se encuentra cuando estás alineado con la verdad. Sin embargo, la capacidad de estar alineado espiritualmente es una habilidad que requiere conocimiento, discernimiento y experiencia.
Podrás adquirir estas virtudes con la información aquí proporcionada.
